LAS PRISAS



LAS PRISAS
Vivimos en un sin vivir, no saboreamos los pequeños momentos porque no nos damos ni siquiera cuenta de lo que hacemos porque actuamos por la inercia del día a día.

Desde que nos levantamos ya sabemos que tenemos un montón de responsabilidades que, como autómatas, nos salen sin pensar: levantarnos, mientras estamos en la ducha aprovechamos para ventilar las habitaciones, preparamos los desayunos, hacemos las camas, salimos pitando al trabajo o al colegio; en el trabajo acabar las tareas pendientes y empezar las que también están pendientes, tomamos el café en la misma mesa de trabajo, al salir, (que no terminar porque es imposible) vamos a casa, calentar la comida preparada la noche anterior, poner lavadora antes de comer para tender después, acompañar a actividades extraescolares a los niños, ir a comprar, preparar la cena y la comida del día siguiente, cenar y al fin un poquito de sofá… y así día a día.

Por si no bastan las tareas diarias, el teléfono móvil también nos esclaviza: hay que mirar las redes sociales y tener al día los grupos de whatsapp que nos roba más tiempo del que debería, ya que hace que nos olvidemos de los que tenemos a nuestro lado y de prestarles la atención necesaria.

Fin de semana aprovechar para descansar un poco pero no mucho porque hay que ver a la familia, quedar con los amigos y hacer actividades que nos hemos programado porque entre semana no hay tiempo.

Entramos en un bucle del que nos parece imposible salir, pero no es así si aprendemos a priorizar y organizar el tiempo, delegando y repartiendo tareas entre los habitantes de casa y sacando un tiempo necesario para uno mismo.

Yo misma me reía cuando leía un artículo con pautas similares, pero la vida pasa a un ritmo tan vertiginoso que conviene tomársela en serio y disfrutarla de verdad.

Todo es posible, sólo hay que creérselo y proponérselo.

                                                                              12 de febrero de 2018
                                                                              Iliana Capllonch

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