LEER Y ESCRIBIR, LA MEJOR TERAPIA




Desde pequeña me ha gustado leer, recuerdo las primeras lecturas, la colección de “Los Cinco”, “Los Hollister”, “Puck”, tebeos; luego todos los libros que me recomendaba mi madre, de cualquier tipo, sobre todo biografías. Actualmente tengo mis escritores preferidos, pero me gusta ir a una librería, hojear los libros y comprar si me enamoro de ellos por la sinopsis o la portada. Al igual que prensa o lecturas de algunas páginas de las redes sociales.

Recuerdo que cuando salía un nuevo libro de la colección que fuera y me lo compraban o iba a buscarlo a la biblioteca, me lo leía en dos tardes y luego tenía que esperar días a tener el siguiente. Me decía a mí misma que la próxima vez procuraría leer más despacio para saborearlo mejor, pero hoy en día me sigue pasando lo mismo, “devoro los libros” cuando tengo tiempo.

Para mí leer me supone evasión, crecimiento, meterme en los personajes y en los ambientes, lugares y épocas que nos relata el autor, imaginar cómo puede escribir una persona tal historia me causa realmente admiración por esa capacidad para llegar al lector.

También desde pequeña siempre tuve cierto complejo de no saber escribir, estaba “etiquetada” de alumna de ciencias porque se me daban mejor que las letras y me costaba expresarme, hasta que hace unos años, por terapia, empecé a escribir y me doy cuenta de que relatando mis sentimientos y pensamientos no se me da mal. Lo comparto porque mucha gente que me lee en redes sociales me anima a hacerlo, pidiéndome muchas veces que por favor siga haciéndolo.

A veces no es fácil, no me salen las palabras, cuando lo hago escribo sobre la vida, mi familia, mis pensamientos, como los que pueda tener cualquier persona y siempre desde lo más profundo de mi corazón. Lo comparto porque sé que hay mucha gente que querría hacerlo y no puede por distintas circunstancias, y porque las redes sociales actualmente son un canal muy rápido de comunicación y en cierta manera cada uno lee lo que le apetece, por tanto, me dirijo a todas esas personas que privadamente me piden que siga haciéndolo y, como he dicho al principio, egoístamente, como terapia.

Al ser bilingüe y tener amigos de muchas partes distintas, hace que según el tema escogido, o cómo piense en ese momento escriba en catalán o castellano, ya que pienso en ambos idiomas.
Otra de mis pasiones son las personas y el ámbito socio sanitario, y tengo la gran suerte de trabajar y conocer muchísima gente que siente la misma pasión que yo para poder ayudar a los demás anónimamente y altruistamente y trabajar en el mismo sentido. Sin buscarlo, se van creando redes de manera totalmente casual y te permite sentirte útil para la sociedad.
Vivo tal como leo, a toda velocidad y sin parar, haciendo que a veces detalles importantes pasen desapercibidos, y por ello hay algunos momentos que la ayuda la necesitas tú mismo y no tienes ni tiempo para planteártelo; de tanto dar, necesitas parar, porque muchas veces he oído decir en jornadas a las que he acudido “lo que no lloran los ojos lo lloran los órganos”, o que “el estrés causa estragos físicamente”, “hay que escuchar las señales del cuerpo”… y como todo lo que no te interesa, se queda almacenado en un rincón de tu cabeza pero no haces caso hasta que llegan esas señales de las que has oído hablar a los demás te crees que nunca te van a llegar a ti.

De repente, un día te paras, crees que una de esas señales de las que has oído hablar se está manifestando de alguna manera en tu cuerpo, y cuando te lo confirman te das cuenta de que tienes algunas lecturas que están en la bandeja de entrada como “no leídos” pero en una carpeta de “para cuando tenga tiempo”, y te tomas tu tiempo para aplicarte todos esos consejos que te has dedicado a dar a los demás, y a darte un tiempo y sacar positividad, intentar leer más despacio saboreando cada palabra, cada momento, cada relato y buscando apoyo en la gente que más te quiere, tu familia, tus amigos, y hablando y escribiendo para sacar lo que te preocupa para que todo quede en una simple anécdota que se pasa con el tiempo.

Por ello confirmo la necesidad de leer y escribir, porque siempre te puedes apoyar en alguna lectura que te puede ayudar porque habla de lo que tú necesitas que te hablen y escribir para poder ayudar a alguien con tus experiencias.

Y saborear cada palabra, cada momento, cada lectura, cada instante y tomar un tiempo para disfrutar realmente de lo que de verdad importa.

                                                               10 de febrero de 2018
                                                               Iliana Capllonch Cerdà

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