TERCERA SEMANA DE CONFINAMIENTO COVID-19


Ya son tres semanas de confinamiento y nos hemos acostumbrado a las nuevas rutinas de teletrabajo, tareas domésticas, deporte, videoconferencias, aplausos, ver series, leer o jugar a algún juego de mesa.

Pero a lo que no me acostumbro es al egoísmo de la gente.

Después de que miles de personas hagan esfuerzos en hacer caso a las recomendaciones de estar en casa y de cumplir con las medidas higiénicas  y de las cientos de iniciativas solidarias para ayudar al prójimo de ciudadanos anónimos y otros no tan anónimos, también están los que no hacen caso de  las normas y ponen en riesgo las vidas de los demás, simplemente por capricho o ignorancia, no sé qué es peor.

Ya dicen que en los momentos de crisis sale lo mejor y lo peor de las personas.

No sólo durante el confinamiento que vivimos como sociedad, existe la falta de libertad para algunos ciudadanos, desde niños hasta mayores, por diferentes circunstancias, como la soledad de las personas mayores que viven aisladas por el hecho de vivir en edificios sin ascensor que hace que por razón de movilidad no puedan pisar la calle desde hace mucho tiempo, o la enfermedad que llega de repente a recién nacidos, niños, adolescentes, mayores, que requiere hospitalización, aislamiento, no sólo para el paciente, sino para el cuidador. Yo misma estuve hace años con mi hija de 4 años un mes en UCI pediátrica y otro en planta aislada, más otros meses en casa; así como los que tienen enfermedades como fibrosis quística que desde que nacen deben tener cuidado con los hábitos de higiene y de contacto con otras personas, o las personas con inmunodeficiencias primarias o cardiopatías congénitas, o las que padecen algún cáncer o las que buscan todavía un diagnóstico… ¿Qué ejemplo les da la sociedad quejándose por su confinamiento por el bien de su salud cuando ellos luchan a diario por vivir?

A veces hay que hacer el sano ejercicio de ponerse en la piel de los demás, de informarse de historias reales que les están pasando a tus vecinos o amigos de amigos y  ser más humildes, no quejarnos tanto, y no criticar sin información, ya que la mayoría de las personas pasan el confinamiento en sus casas haciendo caso de las recomendaciones de personas que deben decidir por nosotros, por nuestro bien, a las que tampoco les está siendo fácil hacerlo al ser conscientes de las repercusiones económicas y sociales que vendrán después, pero que velan por la salud de la sociedad. Un confinamiento para muchos en compañía de sus familiares que tienen sus comodidades, su habitación, su baño, su cocina, internet, libros, juegos, etc. cuando hay otros que ni siquiera tienen techo o los que están hospitalizados sin las comodidades de su hogar en cualquier situación. Y pensar que desde casa a pesar del aburrimiento por no poder hacer vida normal, estamos resguardados y a salvo, no como los que están en primera línea intentando frenar esta situación surrealista, que cuando llegan a sus casas temen enfermar a los que más quieren.

Quiero pensar que cuando esta situación se normalice, hagamos una reflexión como sociedad y que no nos falle la memoria de lo que ha pasado, de dónde venimos y hacia dónde queremos ir.

Venimos de una sociedad donde se valora la fama, el dinero fácil, la rapidez, donde gana más un “influencer” que un médico o una enfermera o un investigador. Donde los principios y la ética parece que sea algo que permanece en el olvido, donde lo físico predomina a lo psíquico, donde no se tiene tiempo para lo verdaderamente importante, donde es más fácil criticar y hacer virales los bulos que actuar,… espero realmente que esta situación nos ayude a replantearnos el modelo de sociedad que queremos y que sepamos estar a la altura de valorar a los que realmente están haciendo que podamos salir de esta situación: médicos, enfermeras, investigadores, profesores que se dedican a preparar a los jóvenes para el futuro.

Espero que la desesperanza de la que me han hablado esta semana amigos y que he leído en artículos de prensa, se conviertan en ilusión para mejorar como sociedad.

(Película recomendada: "A dos metros de ti" sobre la vida de jóvenes con Fibrosis Quística)https://es.wikipedia.org/wiki/A_dos_metros_de_ti

                                                               Palma, 3-4-2020
                                                               Iliana Capllonch

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