GRATITUD

 

GRATITUD

Hace un año estábamos confinados en nuestras casas, con incertidumbre, miedo, desolación, en shock al escuchar que el mundo se había paralizado y en nuestras mentes no podíamos imaginar que un año después dispondríamos de una vacuna que nos permitiera volver a pensar en algo parecido a lo que teníamos antes de la dichosa pandemia.

A día de hoy, dentro de las etapas correspondientes, tengo la gran suerte de que tres miembros de mi familia han recibido sus vacunas por rango de edad, los tres distintos: mi padre por edad la Pfizer, mi marido AstraZeneca y mi madre la Jansen. Me siento agradecida y contenta, los tres ya corren menos riesgos, a pesar de haber sufrido algún efecto secundario, pero es normal porque todas las medicaciones pueden producir alguno.

Quiero dar las GRACIAS a todas las personas que han estudiado y creado estas vacunas y a los gestores y políticos que han hecho posible que las vacunas lleguen a las personas. Debe haber sido y debe ser una tarea muy compleja y complicada y, como cualquiera que trabaja,  puede haberse cometido errores porque errar es humano. A mí misma me gustaría que toda mi familia estuviera vacunada, y amigos, y conocidos, pero deberíamos pensar de dónde venimos y lo complicado que debe ser repartir vacunas a TODO EL MUNDO, a cualquier lugar y organizar la logística para que se cumplan los tiempos.

Mientras tanto, nos dedicamos a torpedear a las personas que tienen el deber de tomar decisiones para preservar la salud de todos, algo que no es nada fácil cuando saben que perjudican a muchas familias y que por las decisiones que toman se produce pobreza y desesperación. En lugar de atacar o reprender a las personas que no están actuando adecuadamente, incumpliendo constantemente las normas establecidas por Salud Pública, como los supercontagiadores o los que van sin mascarilla, o no cumplen las recomendaciones y hacen que cada vez que se relajan las normas tengamos que volver atrás los que lo hacemos bien que somos muchos.

Hace un año pensaba que como sociedad aprenderíamos a ser solidarios con el prójimo porque sufrimos todos la misma pandemia y realmente viví esa solidaridad en mi trabajo y a mi alrededor, a día de hoy, siento gran decepción por el  comportamiento egoísta e imprudente de algunos que consciente o inconscientemente nos afecta a todos negativamente.

Estoy agradecida a todos los políticos que se dejan la piel para hacer posible que las familias más vulnerables tengan una ayuda, las vacunas lleguen al mejor ritmo posible y que DECIDEN pensando que hacen lo mejor por el bien común, y mi solidaridad con los que reciben amenazas por ello, cuando renuncian a sus familias, sus vidas, su tiempo, para hacer que la sociedad pueda avanzar en estas insólitas situaciones.

Deberíamos ser más agradecidos, empáticos y solidarios en tiempos complicados y remar todos hacia el mismo sentido contra temporales, y dejar las críticas constructivas para cuando llegue la calma y sea el momento de valorar.

 

Palma, 25 de abril de 2021

Iliana Capllonch

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