SALUD PARA 2015

Hace pocos días ha dado comienzo un Nuevo Año, al que como siempre, le pedimos Salud y Trabajo mayoritariamente como costumbre. Y es precisamente SALUD en mayúsculas que le pido al Nuevo Año y a quien me pueda ayudar, para mi querida hija adolescente que lleva tanto tiempo sufriendo.
Creo que no hay frustración mayor que ver sufrir a una de las personas que más quieres en este mundo, tu hijo, y ver que no le puedes ayudar, que pasan los días, las semanas, los meses, haciendo pruebas, acompañándole a los médicos, intentando convencerle “esta vez irá bien”,  y ver que “tampoco esta vez ha funcionado”. Y llegar la noche, acercarte a su habitación y oírle llorar de dolor y frustración porque ha tenido que dejar sus aficiones debido al dolor, y sentirse diferente al resto de sus compañeros sin haber una diferencia evidente, porque el dolor es interno e intenso y difícil de explicar.
Intentas ser positivo y resiliente, convencerte de que hay cosas peores, pero nadie te quita que lo que tienes es injusto y que el dolor es muy difícil de sobrellevar. Más en la adolescencia, un momento delicado para las personas en general y para los que llevan a sus espaldas una responsabilidad añadida, como es el autocuidado de una enfermedad crónica, para poder hacer una vida más o menos parecida al resto del grupo.
Leo mucho sobre la inteligencia emocional, sobre cómo ayudar a tu hijo adolescente, pero la verdad es que no existen ayudas para este tipo de situaciones que parece que no se tengan que dar y son más frecuentes de lo que nos imaginamos y deseamos.
Pero no nos rendiremos, seguiremos luchando y buscando alternativas y nos dejaremos ayudar por los ángeles que nos encontramos en el camino, como las personas que trabajan en las asociaciones que tanto nos aportan, como Ángeles Sin Alas, que son realmente ángeles, o la asociación de personas con diabetes de Baleares (Adiba), que nos ofrecen apoyo psicológico, y tantas personas buenas que nos encontramos en el camino.
Podremos, sé  que podremos, pero es tan difícil… Espero que un día estos lamentos en voz alta se conviertan en simple anécdota.
Gracias por escuchar.

                                                                              Iliana Capllonch Cerdà

                                                                              Palma de Mallorca, 5 de enero de 2015

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