Día de la Pediatría

El pasado 8 de octubre se celebró el Primer Día Nacional de la Pediatría bajo el lema "El Pediatra uno más en la familia". Desde la Sociedad Balear de la Pediatría me invitaron a participar en una mesa redonda en el Colegio de Médicos de Palma de Mallorca. Fue una tarde muy productiva, donde pudimos escuchar la historia de la Pediatría, la situación actual de la misma, con las intervenciones de los presidentes de la Sociedad de Pediatría Balear, la Asociación de Pediatría de atención Primaria, el jefe de servicio de pediatría del Hospital Son Espases y el doctor del Valle conocido por todos.

Les dejo mi intervención como representante de los pacientes pediátricos y el enlace del Colegio de Médicos, con las fotografías del acto.


DÍA DE LA PEDIATRÍA
Conferencia:
“La atención pediátrica al paciente con enfermedad crónica: el punto de vista del paciente y de su familia”
Iliana Capllonch

Buenas tardes, en primer lugar quiero agradecer al Presidente de la Sociedad de Pediatría Balear, Juan Carlos de Carlos, la invitación a participar en esta mesa redonda en un día tan importante para todos. Si me lo permiten, me gustaría decir también que, en realidad, me siento doblemente agradecida a Juan Carlos, ya que no sólo ha tenido la amabilidad de invitarme hoy a este acto, sino que además fue quien diagnosticó precozmente a mi hija pequeña hace ya casi siete años.
Estoy aquí, por un lado, en calidad de representante de la Federación Española de Enfermedades Raras (FEDER) en Baleares, que engloba distintas asociaciones a nivel balear (ABAIMAR, ABADIP, Huntington, Fibrosis Quística, Andrade). Y, por otro, también como madre de dos niñas con enfermedades crónicas, una poco frecuente (arteritis de Takayasu) y otra más frecuente (diabetes).
La mayor parte de las enfermedades que representamos en la Federación comienzan en el nacimiento, en la infancia o en la adolescencia. Por lo tanto, nuestra relación con los profesionales de la Pediatría es constante e intensa, sin duda.
En el caso concreto de las enfermedades poco frecuentes, sigue habiendo un importante desconocimiento sobre ellas lo que repercute inicialmente en el diagnóstico, tardío en muchas ocasiones, demasiadas, diría yo. El retraso en realidad puede ser responsabilidad compartida, si tenemos en cuenta que:
-          Los problemas de salud son difíciles de aceptar y de asumir por parte de los padres en algunas ocasiones.
-          Acudir a un pediatra, no asegura que nos pongamos tras la pista de una enfermedad minoritaria. Puede suceder que no se vea a simple vista y la derivación a pediatras especializados tarde mucho más de lo deseable.
-          A veces, cuando se llega al pediatra especialista adecuado es tarde y las consecuencias difíciles de solventar o incluso letales.
-          Muchas veces no existen especialistas pediátricos que traten estas enfermedades.

Una vez se tiene el diagnóstico y se ha conseguido la derivación adecuada, hay que tener en cuenta que no es lo mismo un paciente que puede expresar con detalle lo que le sucede a un paciente que necesita un interlocutor que “hable por él” (valga la expresión). Ese portavoz suele ser, normalmente, el padre o la madre, quienes, por cierto, al principio se sienten desorientados y con miedo ante la nueva situación de tener que aceptar que su hijo tendrá una enfermedad que será “para siempre”. La seguridad de los padres en el hospital desaparece en casa porque son ellos los que deben tomar las riendas de la salud de su hijo y deben manejar medicaciones complejas, interpretar los síntomas de su hijo y valorar si es importante acudir al pediatra o saber si se trata de algo normal que se puede gestionar en el hogar. En todo caso, es habitual que aparezcan sentimientos tales como el miedo, la impotencia, la rabia, la negación. Y todo eso sabiendo que, por norma, hay que reaccionar rápido ante cualquier situación alarmante o que pudiera llegar a serlo. Los pacientes expertos empiezan a serlo aprendiendo justamente a actuar en estos contextos.

El tiempo, como decíamos, es un elemento clave. Todo sucede muy lentamente al principio, y, de repente, de forma tan rápida que la capacidad de reacción debe ser inmediata: cambio de estilo de vida, adaptaciones en el colegio, adaptaciones en casa, ayudas externas de fisioterapia, psicología, terapias varias, manejo de mediaciones complejas y un nuevo calendario de visitas hospitalarias a los especialistas pediátricos. Y en muchos casos, hay que comenzar a solicitar la “discapacidad” para poder ejercitar ciertos derechos básicos del niño.

El sistema no se ha adaptado a las necesidades reales de los pacientes con enfermedades poco frecuentes, ya que éstos, antes, probablemente no sobrevivían. Además, hay que tener en cuenta que son pacientes que no se pueden tratar en cinco minutos; necesitan su tiempo, y eso choca la mayoría de las veces con la agenda de los pediatras especialistas. Siempre lleva tiempo y siempre con acumulación de visitas. Creo que la Administración no es consciente de esta situación, ni tampoco, por supuesto, del sobreesfuerzo que supone a los profesionales. Otra situación que se suele dar es la pluripatología. Esto supone que el niño debe ver a muchos especialistas cada cierto tiempo. El sistema no está adaptado de forma que el niño pueda ver en un día el máximo número de especialistas, para no tener, por ejemplo, que perder tanto colegio. No olvidemos que estos niños suelen estar en edad escolar y muchas ausencias pueden derivarle a un fracaso escolar, al igual que a los padres una pérdida de empleo debido a lo mismo. Hay que evitar que a los problemas del hecho de padecer una patología de este tipo que conduce a un cierto grado de aislamiento se sumen los derivados de una mala gestión del tiempo.

Evitar estas situaciones e intentar restablecer la normalidad en una familia sería tan sencillo como contar con un “gestor de casos”, tal y como existe en otras comunidades autónomas, y que en el hospital de Son Espases encontramos en Cuidados Paliativos Pediátricos.

Si a toda esta situación se añade que la enfermedad a veces es “invisible”, como las cardiopatías, las inmunodeficiencias primarias, las enfermedades reumáticas, las digestivas, algunas respiratorias, todo se complica aún más. Parecería que lo que no se ve no existe y, en este contexto, se está continuamente luchando contra corriente; en un esfuerzo, a veces, sobrehumano.

En estos momentos de aceptación y búsqueda de soluciones, ante la falta de información y tiempo para buscarla, aparecen las asociaciones de pacientes. Muchos padres, aunque no todos, acuden a ellas para sentirse arropados y para localizar a alguien que les oriente. Entonces, encuentran personas que les entienden, que han pasado por situaciones similares a las suyas y que saben cómo ayudarles. Combinando el trabajo que, en este sentido, hacen las asociaciones con el apoyo fundamental de las nuevas tecnologías se puede lograr una mejora en la integración del niño en el colegio, en casa, etc. Y ya hay experiencias en este sentido que han resultado exitosas.

De cualquier forma, hay que reconocer que, a veces, la información que existe en las redes sobre enfermedades minoritarias no es la adecuada y puede ser malinterpretada y dañina. El asesoramiento de los profesionales es en este punto primordial. Siguen siendo una fuente primaria para los pacientes. Por ello insistimos desde el punto de vista del paciente de la necesidad de compartir esfuerzos y conocimientos entre todos, pediatras, enfermeras, pacientes, asociaciones de pacientes y añadiría profesionales de la educación, por el bien del niño.

La mayoría de familias tienen un concepto positivo de la atención recibida por parte de sus pediatras especialistas y no dudan en la necesidad de su existencia; de hecho, desde FEDER, hace ya unos años, se reconoce la necesidad de la especialización pediátrica y se valora la labor de los pediatras. Prueba de ello es la entrega de los Premios Anuales que concede la Federación. Este año 2014 se ha entregado uno de los premios precisamente a una pediatra especialista del hospital Son Espases.

La labor de la pediatría de atención primaria también es reconocida, pero es justo indicar que, por lo normal, los pacientes con enfermedades crónicas importantes tienen mayor contacto con la atención especializada. Me gustaría aprovechar este tema para aportar dos reflexiones al debate conjunto:

-          No en todos los centros de atención primaria hay pediatras. (Esta pasada semana se ha constatado en varios artículos de prensa, Baleares comunidad muy castigada en este sentido).
-          De alguna manera existe cierto respeto a la enfermedad y directamente los padres se saltan el paso por atención primaria porque otras veces por un simple constipado se deriva al hospital por desconocimiento de la enfermedad de base.

Como he comentado antes también, la falta de especialistas pediátricos en algunas áreas también crea ciertos problemas con los pacientes, ya que estos pequeños están acostumbrados a una manera de interactuar con sus pediatras a la que no están habituados los especialistas de adultos. Además se necesita interacción entre los distintos especialistas que tratan al niño, como existe al menos en pediatría hospitalaria, que comentan entre todos los casos clínicos, y da más seguridad a los padres y al paciente, ya que así también evitamos que cada especialista pida la misma prueba innecesariamente y que no haya problemas con las diferentes medicaciones que puedan recetar para cosas distintas. Hay que pensar en el niño como una persona con todo tipo de necesidades, no sólo por su patología o dolencia en una parte de su cuerpo.

Una vez explicado el proceso común que viven la mayoría de familias, explicaré algunos casos prácticos.

Caso 1. Aparición de unos bultitos duros y dolorosos en la zona del pezón de un niño con Fibrosis Quística de 11 años. ¿A quién consultar? ¿Al médico de atención primaria o al especialista? Dado que hablamos de zona pectoral y que la enfermedad se enfoca fundamentalmente a problemas respiratorios y pulmonares, la familia decide hacer la consulta al especialista al pensar que el problema podría tener más que ver con los pulmones que con los pechos. Y se "malgasta" el tiempo del especialista, ya que se trata de unos botones mamarios típicos del desarrollo madurativo de los niños y que en ocasiones cursan con dolor.

Caso 2. Estado febril de 5 días de duración que cursa con dolor de oídos en niña con Fibrosis Quística de 8 años. La niña en estos momentos toma dos antibióticos vía oral, prescritos por el especialista, para hacer frente a unas bacterias pulmonares. La familia esta vez decide consultar con el médico de atención primaria, el cual atiende adecuadamente pero insiste en pautar un tercer antibiótico. La familia pide al médico de cabecera que consulte con el de atención especializada la conveniencia de meter un tercer antibiótico en el tratamiento, ya que en estos niños se precisa ser muy rigurosos en el uso de las baterias de antibióticos por desarrollarse innumerables resistencias. El doctor de atención primaria decide seguir adelante con su propuesta y es la familia quien al finalizar la consulta decide hablar con el especialista para consultarle si debe o no incluir este tercer antibiótico. Y un NO enorme se obtiene por respuesta.
- De modo que una vez diagnosticados caemos en manos del especialista para casi cualquier problema relacionado con la salud de nuestros  hijos. Y en líneas generales, todos los asociados están muy contentos con la atención especializada que reciben.

(Testimonios cedidos por asociación balear de FQ)



Caso 3.Niña de 9 años con vasculitis intervenida por cirugía vascular de adultos. Durante ingreso post-quirúrgico acude un cirujano a explorarla en su habitación y se dirige a ella como a cualquiera de sus pacientes adultos. Al salir el médico de la habitación la niña al malinterpretar información debida a su corta edad y poca comprensión necesita medicación ante crisis de ansiedad.

Caso 4. Niña de 10 años con enfermedad vascular y monorrena acude a atención primaria por estado febril. Se la deriva al hospital por posible infección de orina. Queda ingresada por posible infección de orina. Por la mañana la visita su especialista y dice que se trata de una infección de vías respiratorias y únicamente necesita tratamiento antibiótico.

Caso 5. Niña de 5 años con síndrome de Cogan. Desde el nacimiento los padres y amigos ven algo raro en su mirada y la llevan al pediatra. Le dicen que se trata de estrabismo normal en un bebé y la mandan a casa. Siguen insistiendo y la derivan a un oftalmólogo que le diagnostica síndrome de Cogan y les resta importancia. Al cabo de los meses el bebé se constipa y la llevan al ambulatorio donde la derivan a neurología del hospital de manera urgente. Actualmente la niña tiene 5 años y la han citado para estudios genéticos para descartar otros síndromes.

Caso 6. Bebé recién nacido sano que no come. Se le hacen pruebas y se dice que es vago para comer. Le cuesta estirar las piernas. A los seis meses empieza con otitis que supuran que no mejoran con antibióticos. Se duda de la madre de si le moja los oídos con el baño. Al cabo de poco tiempo empieza con sinovitis de cadera, no querer estar en el suelo por dolor y extremada delgadez. La madre acude a diario a otorrino para aspirarle los oídos y no se le mira nada más. Al año la niña presenta una neumonía, está extremadamente floja sin apenas pasar tiempo despierta, la llevan a urgencias y en un momento de desesperación la madre pide ver al jefe de urgencias. Éste la ingresa, le hace pruebas y le diagnostica AGAMMAGLOBULINEMIA AUTSOMICA RECESIVA....Es una Inmunodeficiencia Primaria.
La madre comenta que es afortunada por tener en Mallorca un servicio de Inmunología Clínica, ya que no en todas partes hay. Su hija dice, actualmente tiene 15 años y cada tres semanas va a hospital de día para recibir tratamiento con inmunoglobulinas. La madre que forma parte activa de la asociación balear de inmunodeficiencias primarias lucha para que la enfermedad pueda conocerse en atención primaria para poder obtener un buen diagnóstico y se siente afortunada por la calidad de vida actual de su hija.


Se establecen nuevas relaciones entre los pediatras especialistas y los padres y los niños debido a que van creciendo y recibiendo una atención mucho más estrecha. Cada vez hay más pediatras especialistas vinculados al mundo del asociacionismo de pacientes, como claro ejemplo tenemos el de los campamentos de diabetes organizados por la Asociación de Diabetes de Baleares que llevan más de 30 años celebrándose, y en los que los niños y adolescentes aprenden a manejar su enfermedad pero también los pediatras aprenden a ver en la práctica la reacción del día a día de los pacientes.
De esta relación que se va adquiriendo con el tiempo, de la nueva inquietud de los pacientes, del uso de las nuevas tecnologías y de la necesidad de no depender tanto del sistema sanitario surge la idea del paciente experto, al que hacíamos referencia antes. Las denominadas ‘escuelas de pacientes’ o los llamados ‘programas de paciente experto’ son valiosas iniciativas que hay que seguir promoviendo y mejorando. La Administración tendría que dotar presupuestariamente este tipo de iniciativas. En Baleares sería posible porque ya existen prácticas, al igual que tenemos la suerte de contar con un gran equipo de pediatras y enfermeras, y también un movimiento asociativo sólido.
Prueba de ello el éxito de la jornada de Familias de Paciente experto que tuvo lugar en mayo organizada por el colegio oficial de enfermería de Baleares y la Federación Española de Enfermedades Raras, donde se constató la necesidad de juntar pediatras, enfermeras, pacientes y asociaciones por el  bien de los propios niños y de donde surgió la necesidad de seguir organizando jornadas, como la que tendrá lugar mañana, sobre La Salud del Adolescente a través de las TIC que mantiene el mismo formato.
Otro problema con el que nos vamos a encontrar a lo largo del tiempo será la transición de pediatría a medicina de adultos. Los niños han estado acompañados de sus padres y normalmente han sido los padres quienes han explicado lo que les pasa; también aludíamos a esto anteriormente. En la adolescencia nos encontramos con dos problemas en estos niños: se rebelan contra el mundo por su situación hormonal y empiezan a negar su enfermedad, por lo que muchos quieren dejar su tratamiento. Quieren ser independientes de sus padres, tienen confianza con su pediatra especialista de siempre y deben cambiar a otro que no es tan paternalista o simplemente tan próximo. Por ello, muchos de los especialistas pediátricos tardan en derivar a sus jóvenes pacientes.
En una jornada de reumatología pediátrica de Valencia escuché cómo se organizaba la transición y la verdad es que era envidiable.
Creo que aquí en Son Espases se ha creado la unidad de transición en cardiología.
A modo de conclusión, antes de acabar quiero resaltar varios puntos:
-          Necesidad de contar con pediatras de atención primaria y especialistas.
-          Necesidad de comunicación pediatría primaria-especializada.
-          Necesidad de contar con la opinión y experiencia de los pacientes y asociaciones de pacientes, a poder ser potenciando un lugar de encuentro mediante una Escuela de Pacientes.
-          Creación de un gestor de casos para ayudar a las familias y ahorrar recursos.
-          Dar información básica sobre salud a los colegios para favorecer a la integración social de los niños.
o   Unir todos los esfuerzos que se realizan por separado por el bien inmediato y futuro de nuestro futuro: estos pequeños que quieren normalizar en todo lo posible sus vidas y nos necesitan a los padres, pediatras, enfermeras, profesores, administración y sociedad, eliminando en las barreras físicas y sociales que todavía existen.



Cuando nos reunimos todos los miembros de FEDER y hacemos una valoración por CCAA siempre admiran nuestro modelo asistencial y a nuestros pediatras. Como representante de los pacientes y como madre de dos niñas con enfermedades crónicas me siento orgullosa de todos nuestros pediatras. Les quiero agradecer de corazón su gran labor y la involucración con las asociaciones de pacientes. Espero que podamos celebrar juntos muchos años el merecido y reconocido Día de la  Pediatría.

Palma de Mallorca

21 de septiembre de 2014

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