QUERER ES PODER
Días de familia, amigos, comidas
típicas de fabricación y tradición familiar y largas tertulias con varias
generaciones alrededor de la mesa, paseos
al borde del mar respirando aire puro y observando el maravilloso paisaje
donde hemos tenido la suerte de nacer, momentos de felicidad, tranquilidad y
paz.
Vitaminas naturales para poder
seguir el día a día. Tenemos suerte de tener un paraíso lleno de naturaleza con
colores que van cambiando en función de la estación del año, cada cual con su
encanto especial…
Ahora acabo de empezar una nueva
etapa con un trabajo con personas encantadoras que trabaja para unas personas
que me cautivan por su labor, que es tener dedicación, paciencia, conocimiento
para el cuidado de las personas: las enfermeras y enfermeros. Tal como dice su
Presidenta “tratamos a las personas por lo que son, no sólo sus heridas
físicas, sino en su integridad: aspectos físicos, psíquicos, sociales,
culturales” ¿hay algo más bonito?
He tenido la oportunidad de
conocer a muchas enfermeras y enfermeros durante estos años, he convivido
también toda mi vida con una muy especial y muy buena, mi tía, y corroboro que
es así. Estas personas dedican su profesión a curar nuestras heridas externas e
internas, son personas que normalmente sienten lo que hacen. Muchas veces he
escrito cartas de agradecimiento a su labor porque así lo he sentido.
Me siento feliz de tener la
oportunidad de poder trabajar en algo tan especial para mí en un momento que
realmente me planteaba muchas cosas que tendían a volverme un tanto negativa,
algo que he intentado evitar a toda costa durante mucho tiempo.
Porque este invierno me he
dedicado intensamente a intentar proteger los derechos de unas personas que
padecen “enfermedades invisibles”, niños con diabetes tipo I, lupus, artritis
idiopática juvenil, inmunodeficiencias primarias, cardiopatías congénitas,
enfermedades renales, metabólicas, y muchas más de esas que “no se ven a los
ojos de los demás”, en el ámbito escolar, junto con una gran persona y amiga
pediatra. Porque se repiten las quejas a mi alrededor de padres, pediatras,
niños, que se quejan porque en el colegio les han suspendido la asignatura de
educación física o les han bajado la nota, precisamente cuando no han podido
realizar adecuadamente la asignatura por su enfermedad.
Todos, padres y pediatras,
coincidimos que se trata injustamente a estos niños que luchan por ser igual
que los demás y que intentan que no se les note su enfermedad en su vida
diaria, pero la realidad es que por muy controlada que esté, tienen una serie
de problemas cuando existe un brote o presentan algún problema con los cambios
de tiempo o temperatura. Normalmente los padres y pediatras estamos dispuestos
a dar información a los profesores, pero ya sea por falta de tiempo o por otros
factores, no lo hacen y lo pagan nuestros niños. Me entristece que pasen estas
cosas una y otra vez, que se nos trate a los padres de sobreprotectores y lo
único que queremos es evitar el disgusto de traer las notas a casa y tener que
explicarles algo que ni tú comprendes. No queremos ni pretendemos que se les
ponga una nota excelente, sino adecuada a sus circunstancias y que pidan
información o la busquen en internet, ya que existen hoy en día muchas páginas
de salud donde se explica con veracidad todo tipo de problemática.
Comprensión, empatía,
información, es gratuito y sencillo, tal como decía al principio, observar la
naturaleza, aferrarse a la vida, da sentido y facilita el camino a todas las
personas que merecen una vida con calidad. ¿No deberíamos esforzarnos por
hacerlo realidad?
Todo lo bonito es sencillo,
querer es poder, vivir el momento, son frases que pueden parecer utópicas pero
son reales como la vida misma. Me lo han enseñado mis hijas, ellas me han
llevado a ser como soy, a saborear las pequeñas cosas que nos brinda la vida, a
desechar la negatividad y ser feliz con muy poco.
Mi pequeña, con muy poquita
circulación en una de sus piernas debido a su enfermedad, ha querido subir una
pequeña montaña durante estas fiestas como marca la tradición de nuestro pueblo
natal junto a su hermana, su padre y conmigo. Paso a paso, parándonos,
siguiendo su ritmo, hablando, observando el paisaje, haciendo fotos a las
flores, conseguimos llegar a la ermita. Al llegar dijo “estoy agotada, pero lo
he conseguido”. Por ella y por ello seguiré mi lucha, contra las injusticias,
porque sé que personitas como ella se lo merecen, que son unos campeones y que
cualquier vida es importante y merece su dignidad.
Iliana
Capllonch Cerdà
Palma
de Mallorca, 24 de abril de 2014
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