LA MIRADA DEL SILENCIO
Ayer por la tarde tuve el privilegio de asistir a la conferencia de José Luis García Ginard, creador de “Las rutas del silencio”. Para quien no lo conozca, José Luis es una persona extraordinaria: su bondad, su sonrisa permanente y su generosidad lo definen. Nació como un niño normal, en una familia con tres hermanos más, pero debido a un antibiótico perdió el sentido del oído. Así, creció en un mundo ruidoso que él no podía escuchar, experimentando en primera persona la incomunicación.
Muchos de nosotros, sin problemas de audición ni otras
diversidades funcionales, no nos damos cuenta de la suerte que tenemos y de las
dificultades que enfrentan las personas cuando les falta uno de sus sentidos.
Lejos de amedrentarse, José Luis estudió unas oposiciones y
acabó siendo funcionario de Correos. Ayer, gracias a un intérprete voluntario
que facilitó su comunicación con el público, pudimos conocer todo lo que nos
quería compartir.
Uno de sus hermanos, Juan Antonio, le regaló una bicicleta
con la que, en 1999 —cuando aún no existían WhatsApp, videollamadas ni las
facilidades actuales para comunicarse—, emprendió uno de sus primeros viajes en
solitario. Nos contó con emoción los retos a los que se enfrentó cuando llegó a
Barcelona con su bicicleta y sus alforjas para hacer el Camino de Santiago. A
veces no podía hacerse entender ni entender a los demás, pero superó ese reto y
marcó el inicio de los 29.234 kilómetros que lleva recorridos en 19 rutas por
países como Camboya, India, Argentina, Chile y Madagascar, ya sea solo o
acompañado.
Ayer nos mostró su ruta de Argentina-Chile en solitario:
4.400 kilómetros en tres meses durante el año 2003. Viajó completamente solo,
con apenas un teléfono móvil para grabar vídeos, pero sin posibilidad real de
comunicarse con su familia. Contó y enseñó, con un documental, la cantidad de
kilómetros recorridos sin ver a nadie —en ocasiones pasaba hasta cinco días sin
cruzarse con una sola persona—. Durmió a la intemperie, en casas abandonadas, y
encontró personas maravillosas que compartieron lo poco que tenían. Cuando ya
desfallecía, llegó a un colegio de personas sordas donde lo acogieron con
emoción. Fue ahí donde empezó su gran proyecto: ayudar a niños sordos de
cualquier lugar del mundo a romper las barreras de la comunicación a través de
la educación. Para ello, realiza sus rutas y regala bicicletas a los niños
sordos de la India, a través de la Fundación Vicente Ferrer, para que puedan
acceder a los colegios y, con su ejemplo, mostrarles que pueden superarse y
tener una vida con menos barreras.
Durante las dos horas que duró la conferencia, José Luis
respondió las preguntas del público y estuvo acompañado por personas que lo han
apoyado en este gran proyecto, como su cuñada, sus sobrinos y amigos. Gracias a
ellos, pudieron regalar 100 bicicletas a niños de la India para que pudieran
llegar a la escuela. También agradeció a ICC Illes Cycling Club por ayudarlo a
recaudar fondos, a Bimont por donar algunas de sus bicicletas y a Viding por
facilitarle el espacio para compartir su historia.
Pero la más agradecida soy yo, por escuchar sus vivencias
contadas con esa sonrisa y esa ilusión que se reflejan en sus ojos. José Luis
me devolvió la fe en la humanidad y me recordó que todavía existen personas con
un gran corazón que, a pesar de las adversidades, intentan hacer de este mundo
un lugar mejor.
Tengo amigas profesoras que se quejan del egoísmo con el que
crecen las nuevas generaciones. Creo que todos los colegios e institutos
deberían conocer las historias de José Luis García Ginard (Rutas del silencio),
o de Xavi Torres, otro gran orador que ha roto barreras con su ejemplo, o de
Mix Manresa, que con su bicicleta adaptada se está preparando para subir al
Kilimanjaro sin poner un pie en el suelo. Los tres son mallorquines, ejemplos
de superación, humildad y generosidad, que demuestran que nada ni nadie los
detiene. Lo hacen por ellos mismos y porque su felicidad radica en romper sus
propias barreras y, al mismo tiempo, abrir camino para los que vienen detrás.
Habría que hacer llegar sus voces a todos esos niños y
adolescentes que solo se preocupan por ser influencers o por tener el último
iPhone, para que vean que la felicidad también puede encontrarse en ayudar a
los demás, incluso cuando la vida no lo pone fácil.
Gracias, José Luis, por tu generosidad y por enseñarnos, a
través de tu mirada del silencio, tus fotografías y tus redes sociales, todo lo
que haces.
Palma, 8 de junio de 2025
Iliana
Capllonch
@Rutasdelsilencio
@JoseLuisGarciaGinard
Siempre es un placer leerte, sin dudas esta es una historia que está llena de giros y vueltas, de esas historias que nos dejan pensando, tu escritos son siempre un viaje que vale la pena empezar. Gracias ❤️🤗
ResponEliminaGracias por leerme y dejar tu comentario❤️
EliminaGràcies, Iliana, per compartir històries que ens inspiren i ens ajuden a créixer, i per tenir l’habilitat de narrar-les d’una manera que ens fa sentir part d’elles.
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