PEDIATRAS, ÁNGELES EN LA TIERRA

Desde pequeña me han gustado los niños y me han llamado la atención las personas que se dedican a profesiones que tengan algo que ver con ellos, pero sobre todo, los pediatras.

Muchos padres acudirán desde el nacimiento de sus hijos al pediatra para revisiones, vacunas, infecciones respiratorias o intestinales, y muchos padres serán derivados por los pediatras del centro de salud a los pediatras del hospital, al ver que alguna de las revisiones no va como debiera.

Ya el hecho de acudir al hospital causa un gran miedo a los padres por la extrañeza de tener que ir a un especialista...

En el hospital, aunque no lo parezca, hay pediatras reumatólogos, nefrólogos, cardiólogos, dermatólogos, endocrinos, neumólogos, traumatólogos, cirujanos, anestesistas, neurólogos, intensivistas... ya que no es lo mismo un cuerpo y órgano formado que otro pequeño y formándose.

Los pediatras no sólo tratan al paciente, es más, deben interpretar muchas veces la sintomatología por los padres según la edad del niño, por ello tratan a la familia al completo, al padre o madre con pánico a que a su hijo le suceda algo y al niño/a al que tiene que tratar.

Y no debe ser nada fácil, y por lo que he podido contrastar con muchos pediatras a lo largo de estos 11 años, no lo es, porque en la carrera no les han enseñado a dar malas noticias a los padres, como los padres no están preparados para recibirlas, y deben enfrentarse a momentos muy duros y luego irse a sus casas y seguir pensando en esas familias que han quedado ingresadas en el hospital sin saber a qué se enfrentan, porque cada día hay más enfermedades y cada persona reacciona de diferente manera.

Cada mañana los pediatras especialistas se reúnen en sesiones antes de empezar las consultas y las plantas para comentar los casos de niños/as que están ingresados, y empiezan sus días tratando de ayudar a que estas personitas se curen o puedan adquirir una buena calidad de vida, ya que hay enfermedades que llegan en la infancia para acompañarte el resto de tus días.

Aparte de atender pacientes, estudian los nuevos tratamientos, nuevas enfermedades, acuden a congresos para explicar casos o aprender de otros, están en contínua formación, enseñan a los residentes que van rotando en diferentes especialidades durante 4 años.

Durante 11 años he sido y sigo siendo testigo de ello. He visto a algunos pediatras llorar, les he visto preocupados, contentos por dar de alta a algunos niños tras un largo período de tiempo en tratamiento, corriendo por los pasillos por una llamada en el busca... pero ayer los vi de otra manera, juntos fuera del hospital celebrando el cumpleaños de una de las compañeras, la reumatóloga que se ha convertido en mi mejor amiga, la doctora Lucía Lacruz. Pediatras, residentes de pediatría, enfermeras/os, secretarias de pediatría y mi familia y yo como parte de la fiesta. Un ambiente distendido donde circularon fotos donde se veía la complicidad de todos ellos.

Durante la comida hablé con muchos de los que han ayudado a que mi hija pequeña esté disfrutando una buena calidad de vida, con los que he llorado ante el fracaso de alguna intervención o tratamiento y con los que me he sentado muchas horas a tratar de entender lo que le sucedía a mi hija. A los que con gusto he acompañado a algún Congreso o Jornada o dado alguna charla com madre que me han pedido. Me llama la atención que tras casi 11 años, muchos se acuerden con todo detalle de muchos de los momentos del ingreso inicial de mi otra heroína, Andrea, mi hija, y se sientan orgullosos y contentos de verla actualmente. Porque cada día ven niños/as nuevos con sus familias, y a unos los verán una o dos veces y a otros durante años, a otros los perderán, y se acordarán de todos ellos porque son ángeles en la tierra que han venido a dar todo lo que pueden a los más débiles del mundo, esos locos bajitos que se merecen crecer sanos y felices.

Hoy dedico este post a los ángeles de la tierra, mis pediatras, especialmente a los del Hospital Universitario Son Espases.


Port de Pollença, 1 de septiembre de 2018
Iliana Capllonch

Comentaris

Entrades populars d'aquest blog

Historias cotidianas, familias plurales

XI Encuentro de Enfermedades Minoritarias y Discapacidad Menorca febrero 2024

DE LO INVISIBLE A LO VISIBLE